Una de las actividades que propician derrama económica, interacción entre los pueblos, mezcla de lenguas y grupos de diferentes credos, ideologías, conocimientos, usos, costumbres, gastronomía y otras, producto de la cultura y de natura, lo es el turismo.
Es inconmensurable el conocimiento que se tiene sobre esta actividad, hay infinidad de organismos locales, estatales, nacionales e internacionales, públicos y privados que se encargan de ésta, ya sea para promoverlo, estudiarlo, practicarlo, propiciarlo y demás.
En la especie, la ciudad, el puerto, y la bahía de Acapulco desde tiempo inmemorial se han evidenciado como atractivo impresionante para desarrollar la actividad turística, básicamente por las bellezas naturales con las cuales se les prodigó, así como por la calidez y espontaneidad de su gente, sin perjuicio de su clima extraordinario de una temperatura media anual de 27º. C, lo que les convierte en un lugar mas que placentero, sobre todo para los visitantes de regiones azotadas por el duro cierzo invernal, como es el caso de las grandes nevadas que actualmente se están padeciendo en el hemisferio norte del continente, pese a lo cual los que sufren estas inclemencias del tiempo actual, no vienen a disfrutar de la belleza ni del clima de nuestras playas como antaño. Los que saben de esto se lo achacan a múltiples razones lo que implica saber cuáles y cuántas son éstas para (lógico), actuar en consecuencia.
De esta guisa se está privilegiando, de alguna manera, el recordar las glorias pasadas de lo que significó Acapulco para el mundo entero, con su glamour y sofisticación de los visitantes con alto poder económico, tanto nacionales como extranjeros; así como los eventos de primera línea que se llevaron al cabo; sin perjuicio de ensalzar la innegable belleza de sus playas, sus puestas de sol y otras magníficas experiencias; así como su excitante vida nocturna y la oferta magnífica de su gastronomía.
Inaceptable sería el no reconocer los esfuerzos de los gobiernos estatal y municipal para lograr el reposicionamiento de Acapulco en el concierto no solo nacional (que de alguna manera con los centro mexicanos ya lo está teniendo), sino en el contexto internacional lo que implicaría el ingreso de divisas tan necesarias para apuntalar nuestra economía.
Pero de todo ello cabría preguntarse el costo que significa para las arcas gubernamentales y el beneficio que le proporciona a nuestra población, toda vez que la gran mayoría de los ingresos se lo llevan las áreas de hospedaje (algunas de las cuales son de empresas extranjeras), quedando solamente para la localidad lo concerniente al pago de impuestos, derechos ( cuando lo hacen) y la nómina de los empleados de ciertos prestadores de servicios turísticos, sin perjuicio de que no todos los eventos son de calidad y nada mas son producto de la mediocridad y mal gusto con que se invade a la población por parte de alguna empresa televisiva.
Sin embargo, para que todos esos esfuerzos que se están haciendo para invitar a la gente a que visite nuestra casa, para que fructifiquen en la medida de lo deseado, es un requisito sine qua non, tenerla limpia, aseada, ordenada y tranquila, un lugar que nos dé confianza y, sobre todo, seguridad, amén de servicios pulcros, profesionales, honestos, calificados, serios, cálidos, eficientes y que compensen, si no con creces, sí con equidad, el costo de los mismos.
De ahí la necesidad impostergable de atender, con urgencia, tanto el marco normativo ( que requiere ser actualizado), como las áreas de operatividad que se necesitan hacer cada vez mas eficientes y efectivas, para darle facticidad a todos los resultados esperados a través de estos esfuerzos, sin perjuicio de la urgente, también, concienciación de la gente sobre lo que el turismo es y lo que significa para nuestro pueblo, independientemente de que haya quien diga que se está haciendo, pero es obvio que existen muchas asignaturas pendientes por realizar, y éxito en su realización. Es imperativo insoslayable. O usted, consciente lector, ¿qué opina ?
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