Por Rodrigo Juárez Ortiz
El mes de Mayo es muy rico en efemérides nacionales, las cuales no siempre se recuerdan con la debida emoción, respeto y agradecimiento para aquellos que dieron todo en aras de ideales de libertad, de superación personal y colectiva, de realización de ideales de justicia para nuestro pueblo, como consecuencia de una falta total de educación cívica de parte del grueso de la población, ya sea por su ignorancia o por apatía y descuido de parte de los gobernantes, sin perjuicio de aquellas festividades que como consecuencia de la tradición se llevan al cabo a partir de la convicción de hacerlo a entidades o personajes que merecen nuestro respeto.
De esta guisa, simplemente por mencionar algunas recordemos que el día 1º. se celebra el Día del Trabajo, que recuerda la matanza que encabezaron los obreros en Chicago, Illinois, pero del año de 1886 en demanda de una jornada laboral de 8 horas y aumento de salario y que en 1913 se celebró por 1ª. vez en México; y ese mismo día pero de 1812 el ínclito Morelos rompió el sitio de Cuautla después de 2 meses de asedio por parte de las fuerzas realistas; y el día 4 pero de 1858 nuestro prócer Don Benito Juárez establece su gobierno en Veracruz durante la Guerra deTres Años contra los conservadores, eternos enemigos de México y su pueblo; y el día 5, pero de 1862, fecha en que las armas mexicanas derrotaron a las fuerzas francesas invasoras en la Heróica Puebla de Zaragoza (ahora nuevamente de Los Ángeles por la influencia de los mismos conservadores de siempre); ya no digamos el día 10 que no se olvida por ser el día dedicado a las madres que supieron y han sabido serlo, dotadas de todo el amor del mundo para sus vástagos, su progenie; pero al margen de otras tantas fechas de este mes que merecen nuestro recuerdo de agradecimiento por aquellos próceres que nos dieron la oportunidad de cambiar nuestro sino, (pero también no del todo aprovechada), es menester recordar que un día como hoy 15 de Mayo pero de 1849, siendo presidente de la República José Joaquín de Herrera expide el decreto de creación del estado de Guerrero, llamado así en honor de Don Vicente Guerrero, a instancias de Don Juan Álvarez.
Y aún hay mas fechas que recordar y celebrar en este mes, sin embargo quiero hacer hincapié en que también el día 15, como hoy, se celebra el día del maestro, personaje anónimo que merece toda nuestra atención y respeto por ser el encargado de ilustrar, enseñar, orientar el conocimiento de los educandos en el camino del saber, concomitantemente a la labor que les corresponde a los padres en la educación y formación de sus hijos.
Es de todos conocida la labor que antaño desplegaban los maestros, héroes anónimos quienes con salarios paupérrimos y condiciones de lo mas elementales, dedicaron su vida a la enseñanza como una actividad nacida de su personal convicción que entrañaba la entrega total, de apostolado, en aras del proceso de enseñanza – aprendizaje. Y que, sin embargo, parece que se han diluído en el tiempo y el espacio, esos maestros de nuestros recuerdos que entregados a la docencia, sacrificaban beneficios personales en aras de su sagrada labor, la cual se evidenciaba en los resultados obtenidos con los alumnos que salían infinitamente mejor preparados de los ciclos de primaria y secundaria (por mencionar algunos) que los actuales “educandos”.
Se entienden los cambios que ha sufrido nuestra sociedad, pero nadie duda que los resultados que arrojan los estudios hechos al magisterio, resultan espeluznantes en comparación con los maestros de antaño. Y es que hogaño los “maistros” nos han dado cátedra de la intolerancia, la ignorancia y la barbarie que los acompaña, como se refleja en sus manifestaciones que de ser legítimas, no son formas de manifestarse. Y tal vez por estas gravísimas deficiencias de la enseñanza en México no estamos educados (gobernantes y gobernados) para celebrar las gloriosas efemérides de nuestra historia.
Mis respetos y consideración perennes para los verdaderos maestros hoy en su día. Se lo merecen. O usted, agradecido lector, ¿qué opina?
El mes de Mayo es muy rico en efemérides nacionales, las cuales no siempre se recuerdan con la debida emoción, respeto y agradecimiento para aquellos que dieron todo en aras de ideales de libertad, de superación personal y colectiva, de realización de ideales de justicia para nuestro pueblo, como consecuencia de una falta total de educación cívica de parte del grueso de la población, ya sea por su ignorancia o por apatía y descuido de parte de los gobernantes, sin perjuicio de aquellas festividades que como consecuencia de la tradición se llevan al cabo a partir de la convicción de hacerlo a entidades o personajes que merecen nuestro respeto.
De esta guisa, simplemente por mencionar algunas recordemos que el día 1º. se celebra el Día del Trabajo, que recuerda la matanza que encabezaron los obreros en Chicago, Illinois, pero del año de 1886 en demanda de una jornada laboral de 8 horas y aumento de salario y que en 1913 se celebró por 1ª. vez en México; y ese mismo día pero de 1812 el ínclito Morelos rompió el sitio de Cuautla después de 2 meses de asedio por parte de las fuerzas realistas; y el día 4 pero de 1858 nuestro prócer Don Benito Juárez establece su gobierno en Veracruz durante la Guerra deTres Años contra los conservadores, eternos enemigos de México y su pueblo; y el día 5, pero de 1862, fecha en que las armas mexicanas derrotaron a las fuerzas francesas invasoras en la Heróica Puebla de Zaragoza (ahora nuevamente de Los Ángeles por la influencia de los mismos conservadores de siempre); ya no digamos el día 10 que no se olvida por ser el día dedicado a las madres que supieron y han sabido serlo, dotadas de todo el amor del mundo para sus vástagos, su progenie; pero al margen de otras tantas fechas de este mes que merecen nuestro recuerdo de agradecimiento por aquellos próceres que nos dieron la oportunidad de cambiar nuestro sino, (pero también no del todo aprovechada), es menester recordar que un día como hoy 15 de Mayo pero de 1849, siendo presidente de la República José Joaquín de Herrera expide el decreto de creación del estado de Guerrero, llamado así en honor de Don Vicente Guerrero, a instancias de Don Juan Álvarez.
Y aún hay mas fechas que recordar y celebrar en este mes, sin embargo quiero hacer hincapié en que también el día 15, como hoy, se celebra el día del maestro, personaje anónimo que merece toda nuestra atención y respeto por ser el encargado de ilustrar, enseñar, orientar el conocimiento de los educandos en el camino del saber, concomitantemente a la labor que les corresponde a los padres en la educación y formación de sus hijos.
Es de todos conocida la labor que antaño desplegaban los maestros, héroes anónimos quienes con salarios paupérrimos y condiciones de lo mas elementales, dedicaron su vida a la enseñanza como una actividad nacida de su personal convicción que entrañaba la entrega total, de apostolado, en aras del proceso de enseñanza – aprendizaje. Y que, sin embargo, parece que se han diluído en el tiempo y el espacio, esos maestros de nuestros recuerdos que entregados a la docencia, sacrificaban beneficios personales en aras de su sagrada labor, la cual se evidenciaba en los resultados obtenidos con los alumnos que salían infinitamente mejor preparados de los ciclos de primaria y secundaria (por mencionar algunos) que los actuales “educandos”.
Se entienden los cambios que ha sufrido nuestra sociedad, pero nadie duda que los resultados que arrojan los estudios hechos al magisterio, resultan espeluznantes en comparación con los maestros de antaño. Y es que hogaño los “maistros” nos han dado cátedra de la intolerancia, la ignorancia y la barbarie que los acompaña, como se refleja en sus manifestaciones que de ser legítimas, no son formas de manifestarse. Y tal vez por estas gravísimas deficiencias de la enseñanza en México no estamos educados (gobernantes y gobernados) para celebrar las gloriosas efemérides de nuestra historia.
Mis respetos y consideración perennes para los verdaderos maestros hoy en su día. Se lo merecen. O usted, agradecido lector, ¿qué opina?
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