De lo pendiente...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Un día como hoy, 20 de Noviembre pero de 1910 estaba programado y así fue, el estallido de la Revolución Mexicana ( solo que en Puebla los hermanos Serdán fueron descubiertos y asesinados el día 18 anterior ) pero solo como una muestra de protesta en contra del gobierno del discutido y polémico Porfirio Díaz y en donde el planteamiento fundamental era el que se respetara el voto popular y se le diera a Francisco Indalecio Madero la posibilidad de contender por la vicepresidencia, sin perjuicio de enarbolar la consigna de la No Reelección que, curiosamente, fue el lema que adoptó Díaz cuando se levantó en armas para acceder al poder y en el cual duró alrededor de 30 años, salvo los 4 en que formalmente lo relevó su compadre Manuel González ( 1880-1884 ).

El resto de la historia ya lo sabemos. Se han usado ríos de tinta para describir todo tipo de sucesos con motivo de uno de los movimientos sociales mas relevantes del s. XX. La literatura, la historia, la economía, la sociología, la política, entre otras, son las ramas del conocimiento que han dado cuenta de tan trascendental evento y como no si fue la primera revolución social que dio como fruto, entre otros, la inclusión del llamado derecho social, como distintivo en comparación con la tradicional dicotomía del derecho público y derecho privado y que fue consagrado en los artículos 27 y 123, principalmente, de nuestra Carta Magna en vigor. Sin embargo, quienes saben de esto nos dicen que no hubo propiamente una ideología revolucionaria que impregnara fundamentalmente al movimiento. Había, eso si, un descontento popular profundo y un gran resentimiento ante las clases acomodadas en ejercicio del poder; disgusto y malestar por la inequidad, la falta de justicia, la ignorancia y la falta de derechos en materia de salud, de educación, de trabajo; la esclavitud real en las fincas de los grandes terratenientes, la explotación inicua de los obreros con jornadas criminalmente extenuantes y los campesinos en las grandes haciendas con la execrable tienda de raya y otras lindezas por el estilo como la explotación que se tenía por parte de las compañías extranjeras que saqueaban verdaderamente nuestras riquezas y discriminando a nuestros trabajadores nacionales . Es en este contexto que el movimiento armado revolucionario tuvo vaivenes insospechados, se pasó de una revuelta, repito, sin una ideología predeterminada, a una lucha por el poder entre las partes vencedoras de la tiranía y la usurpación, y culminó con una contra revolución fraguada y ejecutada por los vencedores finales de esta contienda. Y en el camino se fueron dando ideas torales que desembocaron en las excelentes normas del llamado derecho social consagrado constitucionalmente.

De todo ello, los gobiernos revolucionarios y los posteriores, de alguna manera, a pesar de la demagogia, la corrupción y la impunidad de que se han revestido y que son lacras indelebles de nuestro devenir histórico, han tenido logros que son palpables y evidentes en comparación del período pre-revolucionario. Se han obtenido notables avances aun cuando en algunas asignaturas tenemos grandes rezagos, y muchos pendientes, v.gr.: la grave situación de miseria del agro, la falta de empleos y un salario verdaderamente remunerador, la carencia de oportunidades viables para los jóvenes y en especial de los profesionistas recién egresados, el hambre crónica que padecen millones de mexicanos, la falta de una educación que garantice la preparación idónea para el ejercicio de una técnica o una profesión, la deficiente cobertura de salud, entre otras no menos importantes, todo lo cual está bastante alejado, todavía, de los objetivos propuestos en la lucha revolucionaria y que hoy deberíamos festejar con esos logros y no suspendiendo o manchando estos eventos por el pésimo manejo de la cosa pública que se está dando en nuestro entorno local, estatal y nacional, con repercusiones en el ámbito internacional. Evidentemente hay un gran descontento por la injusticia, la desigualdad social, la falta de oportunidades y la terrible descomposición social acrecentada por la delincuencia organizada y la corrupción e ineptitud de los políticos cuando acceden al poder, pero ello no es razón para exigir con violencia y depredación la justeza de sus derechos.

Sin embargo los tiempos han y nos han cambiado. Ahora somos mas millones de mexicanos a quienes tenemos que atender, sí, todos, unos a otros, y que tenemos que actuar responsablemente y con un sentido de solidaridad social, concomitantemente con la labor gubernamental; es un imperativo ineludible para salir adelante y confiamos en que así sea. ¡ Viva la Revolución Mexicana! O usted, solidario lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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