De la celebración...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


El lunes retropróximo, 21 de Marzo, tuvieron efecto dos acontecimientos verdaderamente especiales, uno de natura y otro de cultura.

En cuanto al primero, se celebró el inicio de la Primavera, estación del año que tiene como característica el inicio de la floración de las plantas, el abandono de las madrigueras por parte de los animales que hibernan, el fin del invierno y el inicio de un clima por demás agradable dando así al apogeo de la reproducción de animales de toda índole, incluyendo, en su clase, a los seres humanos, dándose las condiciones ideales para el romance y el amor entre las parejas. Y ello porque ese día, también se dio el equinoccio de Primavera en virtud del cual da inicio esta estación con el hecho de que tanto el día como la noche tienen igual duración.

En las escuelas de párvulos se celebraron desfiles alegóricos con infantes manejando vehículos tetrarotátiles y/o triciclos acompañados por sus padres y miembros de sus familias, estimulados por sus maestras, y en una de ellas se hizo con las canciones de ese genio poético musical que fue Don Gabilondo Soler el creador de Cri-Crí el grillito cantor, cuyas letras son verdaderos cuentos infantiles, llenos de imaginación y poesía acompañados siempre con una música idónea para cada caso. Es muy lamentable que la mayoría de los miembros de las generaciones actuales ya no disponen ni se benefician con el aporte genial de Don Gabilondo Soler y desconocen este acervo excepcional que no los acompañó en sus años infantiles donde todavía reinaba la inocencia.

Y el otro evento trascendental, ese producto del quehacer cultural del hombre, es la celebración del nacimiento de uno de los mas grandes hombres que se han dado en nuestro país, el hijo de Don Marcelino Juárez y de Doña Brígida García, indígenas zapotecos de la Sierra de Ixtlán, Oaxaca, me refiero al héroe epónimo Don Benito Pablo Juárez García mejor conocido por todos como Don Benito Juárez, uno de los contados hombres de nuestra Patria que con orgullo podemos decir que es honra y prez de los mexicanos, a pesar de aquellos obtusos, mezquinos y retrógrados fanáticos que lejos de reconocerle sus méritos no solo de gran estadista( que lo fue ), sino como persona de una sencillez y humildad acrisoladas, de una honradez a carta cabal, de un sentido de responsabilidad personal e institucional dignas no solo de alabarse sino de imitarse, quien nos enseñó un estricto respeto a la ley y al Estado de Derecho;fiel creyente de su religión católica, pero consciente de los abusos cometidos por el alto clero, amén de su injerencia en los asuntos de Estado, al margen de sus responsabilidades del culto, tuvo que poner freno a tantos abusos y anomalías, y junto con una pléyade de grandes hombres republicanos, liberales y progresistas, los grandes hombres de la Reforma, ( cuyo nombre ostenta la avenida mas importante de la ciudad mas importante de México y capital de la República), tuvo que frenarlos a través de una serie de leyes que permitieron limitar las extensiones de su poder y establecer una sana separación entre la Iglesia y el Estado, separación que los revanchistas se niegan a llevar al cabo, sembrando rencores en la gran masa de creyentes de buena fe.

De ahí que existen escuelas confesionales en donde no solo no se celebra al Benemérito de las Américas (apelativo que le queda ad hoc), sino que se le denigra llevando a la confusión a aquellos que son bien intencionados.

Y es que a propósito tergiversan el sentido de la Reforma haciendo creer que estos héroes estaban en contra de la religión, (Juárez era un fiel creyente) cuando la realidad es que estaban en contra de los excesos y abusos del alto clero. Hay ríos enteros de tinta explicando esta situación en los libros escritos por personas eruditas que conocieron de estos hechos y que solo han publicado lo que vieron y en su momento les constó. Basta con leer a los historiadores objetivos y no tendenciosos para darse cuenta de los hechos y cómo se sucedieron para tener una idea mas clara de ello. Se trató de la separación de la Iglesia y el Estado, dando a cada quien el área de su competencia, de igualdad entre las partes en donde cada quien abona en su propio terreno.

Los tiempos cambian, sin embargo, y el México de antaño no es el de hogaño y eso lo vemos cotidianamente, cómo el alto clero se sigue inmiscuyendo en asuntos políticos, y como se expresan públicamente corrigiendo y criticando a las acciones de gobierno y a los servidores públicos, sin perjuicio de no acatar algunas disposiciones legales al respecto y con la anuencia de quienes detentan el poder público. ¡Qué país! (Tomás Moharro dixit). O usted, celebrante lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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