Por Rodrigo Juárez Ortiz
El tema de la mujer es infinito, no tiene límite. Esas criaturas maravillosas (salvo las excepciones de siempre), producto de la naturaleza o de la divinidad, según se crea o acepte, son en la especie humana uno de los pilares de la creación. Y también, para algunos, altamente polémico y discutible.
Vamos, en términos generales es un ser humano con todas las características propias de nuestro ser, con todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos.
Es el caso que el día 8 retropróximo se celebró el Día Internacional de la Mujer, obviamente en todo el mundo y de diferentes maneras, v.gr.: en Aguas Calientes el titular del ejecutivo federal lo hizo; como hizo lo propio el gobernador de nuestro estado, aquí en Acapulco y en el municipio, quien se encargó de ello fue el Instituto Municipal de la Mujer por conducto de su directora general Luisa Fernanda Fontova Torreblanca quien dentro de un programa muy rico en contenido y forma, que abarcó los días 7, 8 y 9 de los corrientes, logró reunir a verdaderas personalidades, entre otros a féminas muy conocedoras del tema feminista y quienes en un “Conversatorio”, trataron el tema de Los Retos de las Políticas Públicas de Igualdad en el Ámbito Local; sin perjuicio de la presentación del libro “Las mujeres en la construcción y el ejercicio de la ciudadanía en México” de la Dra. Georgina Yemara López Hernández, cuyo estudio, además de tener rigurosidad científica, resulta de una lectura muy amena, sobre todo a quienes gusta la historia y conocer sobre el devenir de los sucesos que forman parte de nuestras vidas y cómo se fue gestando nuestro presente y donde se me concedió, entre otros, la oportunidad de presentar dicha obra.
Sin embargo, volviendo al “Conversatorio” que fue muy rico, conceptualmente hablando, se abundó en la posición feminista; en la situación minusvaluada de la mujer frente al varón, con todas sus inequidades, abusos, prepotencia y mantenimiento de ellas en un segundo plano, frente a la sociedad en todos los aspectos de la misma, en todos sus ámbitos.
Sin embargo, casi de soslayo, se trató del tema sobre una nueva perspectiva del hacer y el quehacer del hombre. Me explico.
Para que la situación cambie en el trato y la óptica para convivir con las mujeres no basta, por parte de ellas con tratar de competir, de demostrar capacidades ( muchas veces superiores), con demostrar su valía y muchas cosas mas, es necesario, en nuestra opinión, se desarrolle toda una nueva concepción, toda una perspectiva diferente para ver al hombre, macho, varón, masculino, se trata de ya no seguir usando el mismo cliché, el mismo cartabón, ni modelo, ni estereotipo, inclusive desde el hogar; se trata de crear una nueva masculinidad. Así y solo así, podrán fructificar, de una mejor manera, todos los esfuerzos de las féminas para seguir logrando sus objetivos que ahora han definido con mas precisión, habida cuenta de que ya no es tanto el logro de la equidad, sino además lo también importante: la igualdad.
En efecto, tradicional e históricamente, en cuestión de género, implica que el varón “tiene que ser fuerte” “los hombres no lloran” lo cual le dificulta el expresar sus verdaderos sentimientos y ello lo inclina a la destrucción, hacia el interior o hacia afuera, en el primer caso en el maltrato a sí mismo, en la autodestrucción, en las adicciones o en su caso, el suicidio, y en el segundo, violentando o destruyendo al otro, en agresión física o verbal. También, en términos generales entendemos que la masculinidad conjuga el poder ( nos dicen los que saben) la dominación, la competencia, el control como partes esenciales de su constitución, proceso enmarcado en la socialización, las exigencias y los prototipos dominantes que el contexto socio-cultural asigne al forjar sus subjetividades que coincidan con las representaciones hegemónicas de ser varón.
Sin embargo, en los países desarrollados se ha dado “una nueva ideología de la masculinidad” porque están cambiando los papeles de género tradicionales en los hombres. Se han liberado. El machismo mexicano como mandato de nuestra histórico-socio-cultura ha declinado sustantivamente en los últimos 35 años.
Ergo, no solo debemos pensar en el empoderamiento de las mujeres, ni en controvertir o, en su caso, que imiten las actitudes varoniles, sino que debemos actuar para construir la nueva masculinidad, sin los estereotipos tradicionales y con una visión de futuro mas halagüeño, con el ejercicio pleno de los derechos fundamentales de las mujeres en un mundo igualitario para ser disfrutado, a plenitud, por ambos géneros. O usted, feminista lector, ¿qué opina?
El tema de la mujer es infinito, no tiene límite. Esas criaturas maravillosas (salvo las excepciones de siempre), producto de la naturaleza o de la divinidad, según se crea o acepte, son en la especie humana uno de los pilares de la creación. Y también, para algunos, altamente polémico y discutible.
Vamos, en términos generales es un ser humano con todas las características propias de nuestro ser, con todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos.
Es el caso que el día 8 retropróximo se celebró el Día Internacional de la Mujer, obviamente en todo el mundo y de diferentes maneras, v.gr.: en Aguas Calientes el titular del ejecutivo federal lo hizo; como hizo lo propio el gobernador de nuestro estado, aquí en Acapulco y en el municipio, quien se encargó de ello fue el Instituto Municipal de la Mujer por conducto de su directora general Luisa Fernanda Fontova Torreblanca quien dentro de un programa muy rico en contenido y forma, que abarcó los días 7, 8 y 9 de los corrientes, logró reunir a verdaderas personalidades, entre otros a féminas muy conocedoras del tema feminista y quienes en un “Conversatorio”, trataron el tema de Los Retos de las Políticas Públicas de Igualdad en el Ámbito Local; sin perjuicio de la presentación del libro “Las mujeres en la construcción y el ejercicio de la ciudadanía en México” de la Dra. Georgina Yemara López Hernández, cuyo estudio, además de tener rigurosidad científica, resulta de una lectura muy amena, sobre todo a quienes gusta la historia y conocer sobre el devenir de los sucesos que forman parte de nuestras vidas y cómo se fue gestando nuestro presente y donde se me concedió, entre otros, la oportunidad de presentar dicha obra.
Sin embargo, volviendo al “Conversatorio” que fue muy rico, conceptualmente hablando, se abundó en la posición feminista; en la situación minusvaluada de la mujer frente al varón, con todas sus inequidades, abusos, prepotencia y mantenimiento de ellas en un segundo plano, frente a la sociedad en todos los aspectos de la misma, en todos sus ámbitos.
Sin embargo, casi de soslayo, se trató del tema sobre una nueva perspectiva del hacer y el quehacer del hombre. Me explico.
Para que la situación cambie en el trato y la óptica para convivir con las mujeres no basta, por parte de ellas con tratar de competir, de demostrar capacidades ( muchas veces superiores), con demostrar su valía y muchas cosas mas, es necesario, en nuestra opinión, se desarrolle toda una nueva concepción, toda una perspectiva diferente para ver al hombre, macho, varón, masculino, se trata de ya no seguir usando el mismo cliché, el mismo cartabón, ni modelo, ni estereotipo, inclusive desde el hogar; se trata de crear una nueva masculinidad. Así y solo así, podrán fructificar, de una mejor manera, todos los esfuerzos de las féminas para seguir logrando sus objetivos que ahora han definido con mas precisión, habida cuenta de que ya no es tanto el logro de la equidad, sino además lo también importante: la igualdad.
En efecto, tradicional e históricamente, en cuestión de género, implica que el varón “tiene que ser fuerte” “los hombres no lloran” lo cual le dificulta el expresar sus verdaderos sentimientos y ello lo inclina a la destrucción, hacia el interior o hacia afuera, en el primer caso en el maltrato a sí mismo, en la autodestrucción, en las adicciones o en su caso, el suicidio, y en el segundo, violentando o destruyendo al otro, en agresión física o verbal. También, en términos generales entendemos que la masculinidad conjuga el poder ( nos dicen los que saben) la dominación, la competencia, el control como partes esenciales de su constitución, proceso enmarcado en la socialización, las exigencias y los prototipos dominantes que el contexto socio-cultural asigne al forjar sus subjetividades que coincidan con las representaciones hegemónicas de ser varón.
Sin embargo, en los países desarrollados se ha dado “una nueva ideología de la masculinidad” porque están cambiando los papeles de género tradicionales en los hombres. Se han liberado. El machismo mexicano como mandato de nuestra histórico-socio-cultura ha declinado sustantivamente en los últimos 35 años.
Ergo, no solo debemos pensar en el empoderamiento de las mujeres, ni en controvertir o, en su caso, que imiten las actitudes varoniles, sino que debemos actuar para construir la nueva masculinidad, sin los estereotipos tradicionales y con una visión de futuro mas halagüeño, con el ejercicio pleno de los derechos fundamentales de las mujeres en un mundo igualitario para ser disfrutado, a plenitud, por ambos géneros. O usted, feminista lector, ¿qué opina?
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