De la incertidumbre...

Por Rodrigo Juárez Ortiz


La certidumbre es, evidentemente, el conocimiento seguro, claro y evidente de las cosas y tiene sinónimos como certeza o certitud, de ahí que la incertidumbre sea lo contrario, es decir, la falta de aquéllas.

Filosóficamente hablando, desde un punto de vista objetivo, la ciencia es el elemento del trípode vital del ser humano (pensar, sentir, querer) que nos permite conocer, con certidumbre, todo lo gnoseológicamente posible, a diferencia del sentimiento (arte) o la volición ( política o religión) que resultan ser, a todas luces en el abordaje al problema y en sus conclusiones, totalmente subjetivos y, por ende, no nos dan certidumbre cognitiva.

De ahí que conocedor de estos elementos, aun cuando el escoger cualquiera de éstos que tienen el mismo derecho histórico que los demás, el ser humano se ha inclinado por la ciencia (pensar) para darle objetividad a su pensamiento o sea certidumbre, como lo hemos dicho “n” número de veces.

De esta guisa y ya en terrenos mas convencionales, en la medida en que tenemos certidumbre sobre una cosa, un suceso, o de una persona, en su actuar, o en la dirección de acontecimientos de cualquier tipo, en fin, de todas las posibilidades que se dan en el acontecer humano, es entonces que las decisiones que se tomen para resolver cualquier interrogante que se presente para su realización, tendrá mas posibilidades de ser exitosa o lo mas cercano a ello.

Al respecto y en otro tenor, la incertidumbre no nos da la sensación de certeza y, por ende, al no tener dicha certitud, surge la duda, el desconcierto, la inseguridad, el temor, la desorientación, la falta de sostén de cualquier acción tendente a la solución de uno o varios de los problemas que se presenten .

En la actualidad., por ejemplo, estamos viviendo tiempos de desasosiego, de temor, de inseguridad respecto a varios ángulos de nuestra perspectiva de hogaño relativos al poder adquisitivo de nuestra moneda frente al dólar estadounidense, sobre el qué será de nuestro país si se implementan las acciones desquiciadas proferidas en campaña por el presidente electo de EUA,( que ya está haciendo caso de quien le aconseje sobre lo absurdo y contraproducente que sería para su propio pueblo el realizarlas fácticamente y que ya la perspectiva es diferente en cuanto a acciones políticas de una nación por quien esté ya al mando de su política interna y exterior; produce incertidumbre el alto nivel de violencia que estamos viviendo en México a causa de la actividad de las bandas que integran al crimen organizado y al eventual, por lo que todos sabemos: la pobreza, la falta de empleos y de oportunidades (especialmente para los jóvenes), la falta de educación, el extravío total de valores ( salvo en los casos de excepción), entre otros, y coronando el asunto la execrable y siniestra corrupción y su consabida consecuencia, la impunidad.

Por si esto fuera poco, también a nivel local tenemos la desagradable y siniestra experiencia de vivir en un constante temor por la actividad delictiva la cual, de alguna manera incide negativamente en nuestro puerto como destino turístico, respecto de lo cual los prestadores de servicios turísticos se han manifestado públicamente instando a los tres niveles de gobierno a implementar acciones efectivas para ir menguando las actividades delictivas, toda vez que tienen raíces tan profundas que no será de la noche a la mañana como las desaparezcan y por otro lado se insiste en no magnificar lo negativo y ensalzar lo positivo (lo cual lamentablemente no es de fondo sino solamente de relumbrón), pero con las declaraciones de que la percepción de la ciudadanía no es objetiva toda vez que de acuerdo con las estadísticas oficiales esta actividad va a la baja y la gente no lo percibe, parece que se proyecta una imagen de fantasía frente a la cruda realidad , considerando también que la ciudadanía no denuncia el total de los delitos, tanto por considerar el hacerlo como tiempo perdido por lo nulo de los resultados, así como por lo vulnerables que se vuelven por no tener certidumbre si miembros de la ”autoridad” no están coludidos con los malhechores como lo reportan los medios.

Es el caso que toda la ciudadanía tiene que colaborar, cada quien en su esfera de acción, para ir menguando, hasta su desaparición, esta actividad delictiva y todos los esfuerzos son enriquecedores y así, ante la falta evidente de resultados deseables por parte de todas las acciones intentadas hasta el momento por los tres órdenes de gobierno, se ha llegado incluso hasta a llamar a un gurú para traer la paz y la certidumbre en nuestro entorno. Ya veremos si así se cambia no solo la percepción ciudadana, sino realmente el entorno que nos merecemos. O usted, convencido lector, ¿Qué opina?