Del reconocimiento...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Sin pretender ser reiterativo, habida cuenta de haber incidido en este comentario, resulta imperativo comentar que el día de ayer, 10 de Mayo, ha sido la fecha que en México se ha seleccionado para festejar el Día de las Madres.

Su origen remoto, nos dicen los que saben, estuvo en la Grecia antigua en donde se homenajeaba a Rhea,” la madre de todos los dioses”, sin embargo su antecedente mas cercano a nosotros y toda vez que casi todo se los copiamos a los vecinos del norte de nuestras fronteras, fue allá en donde en 1907, en Philadelphia, una mujer llamada Ana Jarvis y en recuerdo de su madre, inició los trámites para que un día del año se dedicara a las madres. Luchando con el apoyo de varias féminas hizo reuniones y peticiones y en 1908 realizó la primera ceremonia, no oficial, el 10 de Mayo hasta que la Cámara de Representantes el 10 de Mayo de 1913 emitió una resolución que no aprobó el Senado en ese entonces, pero el 8 de Mayo de 1914, se declaró por el presidente de su país, el segundo domingo de cada mes de Mayo, como el Día de las Madres, resultando que mas de 40 países, incluidos los europeos, por supuesto, se adhirieron a la celebración.

Es de la mayoría recordar que en nuestro país fue Don Rafael Alducin, fundador y director del periódico Excelsior, quien el 13 de Abril de 1922 lanzó en su periódico la convocatoria para designar un día del año para conmemorar a las madres, iniciativa que gozó de la aprobación del presidente en turno, Álvaro Obregón y de su secretario de Educación Pública, José Vasconcelos y fue así que el 10 de Mayo de 1922 se instituyó el Día de las Madres que desde entonces celebramos en México con fervor, devoción, cariño, respeto y un amor inconmensurable a nuestras progenitoras. Tanto es así que en 1949 se inauguró en las cercanías de Insurgentes y Paseo de la Reforma en la CDdeMxuna monumental estructura que se integraba con un gran muro que en comparación con la escultura de una fémina simbolizando a la madre, que era mas pequeña, ocasionó los comentarios sarcásticos del pueblo quien en esa época padecía los problemas, también actuales, de corrupción y desigualdades muy notorias, refiriéndose a la obra diciendo que esa estaba hecha de “ mucha piedra y poca madre”. Picardía popular.

No podemos omitir, sin embargo, que en Oaxaca, en 1913, la esposa de un presbítero metodista hizo la celebración como émula de la Sra. Jarvis, pero no tuvo mas trascendencia.

Ya sabemos que, naturalmente, la mujer está hecha para la maternidad. Ésta está en sus genes, en su mente, en su sensorio, en su voluntad y, obviamente, en su inconmensurable amor por el fruto de su amor, en su caso.

Lo vemos muy palpablemente en el caso de los mamíferos superiores, en que la madre siempre está vigilante de sus crías a quienes no solo alimenta, sino que protege y enseña para que puedan desenvolverse adecuadamente en su desarrollo futuro y puedan sobrevivir frente al arduo trajín de su vida física, ya que los humanos tenemos una vida espiritual que nos diferencia, entre otras cosas, de los animales.

De esta guisa nos parece que si bien la adoración y protección de los hijos hace de las madres un portento de valor, de amor y de entrega inconmensurables, que van mucho mas allá de una actitud similar a un verdadero apostolado, también existen, lamentablemente los casos de excepción insólitos que también se dan.V. gr.: en tratándose de los hijos no deseados, en los casos de embarazos de niñas o adolescentes, o en cualquier mujer que no desea, por cualquier motivo tener la responsabilidad de educar, formar, integrar, y ver crecer a su amparo a un hijo, hemos sabido por los medios, de recién nacidos, abandonados obviamente por sus madres, en baños públicos, en botes de basura, en los parques y jardines, así como el maltrato brutal de que hacen víctimas a sus crías descargando en ellas sus frustraciones y complejos, sin perjuicio de quienes los venden, a sabiendas que estarán destinados a ser víctimas de la prostitución, el abuso laboral y otros no menos denigrantes o a los abandonados que logran sobrevivir y que se encuentran en “estado o situación de calle” en donde se nota la falta de intervención positiva de una verdadera madre.

Madre solo hay una, ya sea biológica o legal o simplemente la que se haya entregado a esta función sin tener ninguna obligación para con el menor de quien se trate

Ergo, mi reconocimiento, agradecimiento y amor a mi madre (qepd), así como a todas aquellas que han sabido serlo desde el fondo de su corazón. O usted, agradecido lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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