Por el Ing. Sergio Amaya Santamaría
Luis y Germán, hombres de familias muy religiosas y con formación académica en colegios confesionales, aceptaban plenamente, sin cuestionamientos, la creación de todo por voluntad divina; para ellos no había mas razón que la que podía leerse en la Biblia y en su fe, firme y respetable.
Yo, el más viejo del grupo, consideraba que ambas partes podrían tener algo de razón, pero le añadía una pieza más al rompecabezas: Los extraterrestres.
Por demás está decir que nuestras discusiones se extendían hasta altas horas de la noche, atemperadas por litros de café. Como al día siguiente, sábado, ninguno de nosotros trabajaba, no teníamos necesidad de suspender la charla, por lo que, sin darnos cuenta casi, oímos que el reloj de la iglesia cercana marcaba las tres de la mañana. Como la casa en que nos reuníamos era de Luis, quien vivía solo, poco a poco nos fuimos quedando dormidos, alguno en un sillón, otro en la alfombra; yo prefería retirarme a una alcoba en que solía recibir alguna visita ocasional.
Me despojé de la ropa y como la noche era cálida, me acosté sobre la sábana en ropa interior. Un suave sopor me fue envolviendo y caí en un profundo sueño.
No sé cuanto tiempo pasó, pero dentro de mi somnolencia tuve la sensación de flotar; no sabría decir si soñaba o estaba despierto, pero un estado de gran placidez me envolvía.
De pronto sentí una voz dentro de mí que me hablaba: ¡Vamos, compañero, despierta! Abrí los ojos y frente a mí estaban mis viejos camaradas: mi Mente y mi Espíritu.
¿Qué tal?, inició mi Espíritu, ¿descansaste bien?, porque hoy haremos un viaje muy interesante, que será como la continuación de la plática que tuviste con tus amigos.
Cierto, intervino la Mente, esto será muy interesante de conocer, pues muchos e importantes personajes de la historia han estudiado por cientos de años sin llegar a ninguna conclusión, no obstante que parte de las respuestas se encuentran en algunos libros antiguos.
Pues sí, queridos amigos, repuse yo en medio de mi asombro, realmente quiero saber la verdad, pues a mi me ha tenido ocupado buena parte de mi vida.
Ahora vamos a retroceder en el tiempo, dijo el Espíritu, te lo digo, porque el tiempo para ti, como cuerpo físico, es determinante en tu vida, pero en nuestra dimensión, el tiempo no es mas que un concepto usado en el mundo físico. Iremos primero a la India.
Pero esto no es posible, dijo la Mente, veo que hay una guerra, pero lo asombroso es que hay máquinas voladoras, y hasta donde yo sé, estas máquinas tienen escasos cien años de haberse inventado.
Cierto, intervine yo, aunque alguna vez leí que existe una leyenda en esta región del mundo, se desarrollaron unas guerras, todo ello escrito en los Vedas, antiguos libros escritos en sánscrito y que hablan, entre otras cosas, de batallas celestiales, explosiones que hoy calificaríamos como atómicas. Siempre se ha creído que son leyendas.
Bien, prosiguió el Espíritu, esta guerra que ven es real, efectivamente, se llevó a cabo y aquí es donde empieza a tomar forma. Ustedes dos, Cuerpo y Mente, piensan que en la creación del hombre pudieron haber intervenido extraterrestres. Como podrán darse cuenta, los seres humanos terrestres aún están en un estadio de desarrollo incipiente, podríamos pensar que casi acaban de bajar de los árboles. Aquí tenemos otra parte de la verdad; estos hombres prehistóricos son producto de una evolución natural, como la explica Darwin. Les ha llevado casi diez mil años evolucionar para alcanzar este estado; pero de dejarlos solos, se extinguirían en unos cuantos cientos de años. La respuesta casi habla por sí misma: Extraterrestres mas hombres prehistóricos, igual a Homo Sapiens., ya de ahí al Sapiens-Sapiens, solo fue cosa de esperar….
Pero cómo es posible, protestó la Mente, los extraterrestres no son iguales a nosotros.
Te equivocas, repuso el Espíritu, todo en la Creación está formado por los mismos elementos; lo que vemos de diferencia es solamente por la adaptación al medio en que se han desarrollado, pero la cadena genética es igual. Estos seres venidos de mundos distantes, depositaron en los habitantes de la Tierra una carga genética que era necesaria para prolongar la vida; no fue una sola vez, esto se ha repetido a lo largo de la historia, pero aquí fue más notable, pues fue en el principio.
Pero entonces, preguntó la Mente, ¿por qué la guerra que vimos?
Por la misma razón que hacen los terrícolas, por deseos de conquista, pues estos extraterrestres no vinieron por fines altruistas, sino a dominar a los pueblos, aunque ellos, sin saberlo, están siguiendo un camino de la evolución humana.
Pero entonces, volvió a interrumpir la Mente, ¿por qué han tenido qué pasar tantos miles de años para que el hombre alcance una parte de esos adelantos tecnológicos que requirieron esos extraterrestres?
Por la misma razón de que tú no le darías una pistola a un niño que no sabe ni leer. Le enseñarás a leer y poco a poco le llevarás por el camino del conocimiento y él mismo irá encontrando sus propias soluciones, aunque en algún lugar de nuestros genes traemos esos conocimientos ancestrales, pero solamente mentes muy especiales tendrán la capacidad de, sin saberlo, ir descifrando tales conocimientos, que van llevando a la humanidad al mismo camino que nuestros antepasados extraterrestres. Ya el hombre se posó en la Luna y enviado equipos muy avanzados a explorar Marte y sondas espaciales a investigar planetas más lejanos. Es posible que nuestros antepasados vivan en la Galaxia Andrómeda, que después de todo no está más que a cuatro años luz de la Tierra. Ya encontraremos la manera de superar esa “pequeña” distancia.
Ya vemos aquí que las tres teorías tienen parte de la verdad. Sí hubo una Creación Divina, la cual ahora conocemos como el Big Bang; no es posible que todo lo acontecido sea producto de una casualidad, pues se ve que realmente se requiere una inteligencia divina para formar todo cuanto existe, o acaso el mejor equipo de científicos de todas las disciplinas, existentes en todas las épocas del hombre, ¿serían capaces de crear, partiendo simplemente de los materiales comunes la vida del ser unicelular mas simple?, si acaso alguno se aventurase a afirmarlo, le preguntaría: ¿podrán crear un organismo como una rana?, o aún mas, ¿un ser humano capaz de estudiarse a sí mismo?
La segunda teoría, la evolución de las especies, está plenamente comprobada, aunque en el caso del hombre quedan esos llamados “eslabones perdidos”. Esos grandes espacios que hay entre una especie de homínidos y el Homo Sapien-sapiens; cuando se llegue a encontrar este eslabón que cierre la cadena evolutiva, se habrá dado respuesta afirmativa a la tercera teoría, la participación genética de seres venidos de otros mundos; planetas mas antiguos que el nuestro y tal vez algún día también se comprenda que ese mestizaje nos legó también las bases de todos los conocimientos y no digo que “los conocimientos”, sino las bases mentales para poder alcanzarlos.
Veamos ahora otro tiempo, ya más cercano, más o menos cuatro mil años antes de Cristo. Esto que vemos es un pueblo que empieza una era de sedentarismo. Geográficamente estamos en el valle que forman los ríos que en tu tiempo, Mente, se conocen como el Tigris y el Éufrates. Es un grupo agrícola con una incipiente vida social; aún se pasan las historias por vía oral, pues no tienen un alfabeto escrito; hablan una lengua de origen semita que tuvo su origen en el sánscrito y que al paso de los siglos llevará al arameo. Son los precursores de los israelitas, aunque para que se les reconozca con este nombre, pasarán siglos. Ya hay indicios de un monoteísmo, siembran un cereal que tiene parecido con el trigo actual. Esta es la época en que se narra el Génesis bíblico; como dije antes, aún no hay registros escritos y lo que fue un hecho histórico, se va convirtiendo en leyenda al paso de las generaciones.
Cuando finalmente se escribe la historia bíblica, se habla de que hubo un tiempo en que los hijos de los dioses bajaron a la tierra. Aquí están narrando los hechos que vimos anteriormente; continúa el libro diciendo: “Los hijos de los dioses se fijaron en las hijas de los hombres y de esa unión nacieron los héroes” (Gen. 6-4).
Como ven, queridos compañeros, eso que creíamos leyenda, es tan histórico como la Revolución Francesa, con la diferencia que la falta de testimonio escrito en su momento, ocasionó que la transmisión oral fuese deformando algunas cosas, pero la esencia ha permanecido.
Vayamos ahora a una época mas cercana a tu tiempo, dijo dirigiéndose a mi, Cuerpo, tal vez mil quinientos a dos mil años antes de Cristo; estamos ahora en la costa norte del mar Mediterráneo.
En los territorios de la actual Grecia, se va desarrollando una cultura que florecerá como cretense o minoica, ellos también tienen en sus leyendas la aparición de Gigantes y Titanes y tienen infinidad de leyendas en las cuales narran que los dioses se fijan en los humanos y de tales uniones nacieron los héroes.
Estos mismos conceptos de unión de dioses y hombres, los encontramos en infinidad de leyendas americanas, de las diversas culturas que florecieron en estas tierras, sin aparente conexión con aquellas.
Como puedes ver, las diferentes teorías poseen parte de la verdad, pero en los tiempos actuales, en que todo lo quieren comprobar por la física, es imposible que entiendan esto.
¿Cómo explicar que los avistamientos de naves extraterrestres a través de la historia, tienen como finalidad ver el desarrollo que va alcanzando la humanidad? No basta el desarrollo tecnológico, pues en tanto el hombre se siga matando por conquistar un territorio, a fin de hacerse con las riquezas de ese lugar, no estarán preparados para conocer la verdad.
Pero ya es tarde y tú, Cuerpo, debes descansar. Ya tienes suficiente información para que pienses y estudies, pero particularmente, para que la vayas transmitiendo a tus hermanos; en una labor lenta, pero la Creación no tiene prisa, todo se va dando de acuerdo a un Plan que para nosotros es desconocido, pero que existe. Ahora descansa, sueña y vive intensamente este breve período de la historia, de “tu historia”.
Al día siguiente desperté descansado, muy lúcido y deseoso de pasar un día de descanso agradable, junto con mis entrañables amigos. El sol era radiante y después de almorzar, juntos nos fuimos a la playa, a disfrutar del estar vivos.
Después de una pesada semana de trabajo, salí el viernes con el firme propósito de reunirme con un grupo de amigos que compartían conmigo el gusto por la lectura y con quienes mantenía unas pláticas amenas y constructivas.
Anselmo, uno de los amigos más jóvenes, estaba hablando acerca de lo que él consideraba como más probable respecto a la creación del hombre. Su propuesta era a favor de la evolución Darwiniana, aunque a esta teoría le faltaban algunos puntos para poder explicarla plenamente, como el hecho que, según descubrimientos actuales, basados en la genética, el homo sapiens-sapiens no tiene parentesco con el de Neanderthal.Luis y Germán, hombres de familias muy religiosas y con formación académica en colegios confesionales, aceptaban plenamente, sin cuestionamientos, la creación de todo por voluntad divina; para ellos no había mas razón que la que podía leerse en la Biblia y en su fe, firme y respetable.
Yo, el más viejo del grupo, consideraba que ambas partes podrían tener algo de razón, pero le añadía una pieza más al rompecabezas: Los extraterrestres.
Por demás está decir que nuestras discusiones se extendían hasta altas horas de la noche, atemperadas por litros de café. Como al día siguiente, sábado, ninguno de nosotros trabajaba, no teníamos necesidad de suspender la charla, por lo que, sin darnos cuenta casi, oímos que el reloj de la iglesia cercana marcaba las tres de la mañana. Como la casa en que nos reuníamos era de Luis, quien vivía solo, poco a poco nos fuimos quedando dormidos, alguno en un sillón, otro en la alfombra; yo prefería retirarme a una alcoba en que solía recibir alguna visita ocasional.
Me despojé de la ropa y como la noche era cálida, me acosté sobre la sábana en ropa interior. Un suave sopor me fue envolviendo y caí en un profundo sueño.
No sé cuanto tiempo pasó, pero dentro de mi somnolencia tuve la sensación de flotar; no sabría decir si soñaba o estaba despierto, pero un estado de gran placidez me envolvía.
De pronto sentí una voz dentro de mí que me hablaba: ¡Vamos, compañero, despierta! Abrí los ojos y frente a mí estaban mis viejos camaradas: mi Mente y mi Espíritu.
¿Qué tal?, inició mi Espíritu, ¿descansaste bien?, porque hoy haremos un viaje muy interesante, que será como la continuación de la plática que tuviste con tus amigos.
Cierto, intervino la Mente, esto será muy interesante de conocer, pues muchos e importantes personajes de la historia han estudiado por cientos de años sin llegar a ninguna conclusión, no obstante que parte de las respuestas se encuentran en algunos libros antiguos.
Pues sí, queridos amigos, repuse yo en medio de mi asombro, realmente quiero saber la verdad, pues a mi me ha tenido ocupado buena parte de mi vida.
Ahora vamos a retroceder en el tiempo, dijo el Espíritu, te lo digo, porque el tiempo para ti, como cuerpo físico, es determinante en tu vida, pero en nuestra dimensión, el tiempo no es mas que un concepto usado en el mundo físico. Iremos primero a la India.
Pero esto no es posible, dijo la Mente, veo que hay una guerra, pero lo asombroso es que hay máquinas voladoras, y hasta donde yo sé, estas máquinas tienen escasos cien años de haberse inventado.
Cierto, intervine yo, aunque alguna vez leí que existe una leyenda en esta región del mundo, se desarrollaron unas guerras, todo ello escrito en los Vedas, antiguos libros escritos en sánscrito y que hablan, entre otras cosas, de batallas celestiales, explosiones que hoy calificaríamos como atómicas. Siempre se ha creído que son leyendas.
Bien, prosiguió el Espíritu, esta guerra que ven es real, efectivamente, se llevó a cabo y aquí es donde empieza a tomar forma. Ustedes dos, Cuerpo y Mente, piensan que en la creación del hombre pudieron haber intervenido extraterrestres. Como podrán darse cuenta, los seres humanos terrestres aún están en un estadio de desarrollo incipiente, podríamos pensar que casi acaban de bajar de los árboles. Aquí tenemos otra parte de la verdad; estos hombres prehistóricos son producto de una evolución natural, como la explica Darwin. Les ha llevado casi diez mil años evolucionar para alcanzar este estado; pero de dejarlos solos, se extinguirían en unos cuantos cientos de años. La respuesta casi habla por sí misma: Extraterrestres mas hombres prehistóricos, igual a Homo Sapiens., ya de ahí al Sapiens-Sapiens, solo fue cosa de esperar….
Pero cómo es posible, protestó la Mente, los extraterrestres no son iguales a nosotros.
Te equivocas, repuso el Espíritu, todo en la Creación está formado por los mismos elementos; lo que vemos de diferencia es solamente por la adaptación al medio en que se han desarrollado, pero la cadena genética es igual. Estos seres venidos de mundos distantes, depositaron en los habitantes de la Tierra una carga genética que era necesaria para prolongar la vida; no fue una sola vez, esto se ha repetido a lo largo de la historia, pero aquí fue más notable, pues fue en el principio.
Pero entonces, preguntó la Mente, ¿por qué la guerra que vimos?
Por la misma razón que hacen los terrícolas, por deseos de conquista, pues estos extraterrestres no vinieron por fines altruistas, sino a dominar a los pueblos, aunque ellos, sin saberlo, están siguiendo un camino de la evolución humana.
Pero entonces, volvió a interrumpir la Mente, ¿por qué han tenido qué pasar tantos miles de años para que el hombre alcance una parte de esos adelantos tecnológicos que requirieron esos extraterrestres?
Por la misma razón de que tú no le darías una pistola a un niño que no sabe ni leer. Le enseñarás a leer y poco a poco le llevarás por el camino del conocimiento y él mismo irá encontrando sus propias soluciones, aunque en algún lugar de nuestros genes traemos esos conocimientos ancestrales, pero solamente mentes muy especiales tendrán la capacidad de, sin saberlo, ir descifrando tales conocimientos, que van llevando a la humanidad al mismo camino que nuestros antepasados extraterrestres. Ya el hombre se posó en la Luna y enviado equipos muy avanzados a explorar Marte y sondas espaciales a investigar planetas más lejanos. Es posible que nuestros antepasados vivan en la Galaxia Andrómeda, que después de todo no está más que a cuatro años luz de la Tierra. Ya encontraremos la manera de superar esa “pequeña” distancia.
Ya vemos aquí que las tres teorías tienen parte de la verdad. Sí hubo una Creación Divina, la cual ahora conocemos como el Big Bang; no es posible que todo lo acontecido sea producto de una casualidad, pues se ve que realmente se requiere una inteligencia divina para formar todo cuanto existe, o acaso el mejor equipo de científicos de todas las disciplinas, existentes en todas las épocas del hombre, ¿serían capaces de crear, partiendo simplemente de los materiales comunes la vida del ser unicelular mas simple?, si acaso alguno se aventurase a afirmarlo, le preguntaría: ¿podrán crear un organismo como una rana?, o aún mas, ¿un ser humano capaz de estudiarse a sí mismo?
La segunda teoría, la evolución de las especies, está plenamente comprobada, aunque en el caso del hombre quedan esos llamados “eslabones perdidos”. Esos grandes espacios que hay entre una especie de homínidos y el Homo Sapien-sapiens; cuando se llegue a encontrar este eslabón que cierre la cadena evolutiva, se habrá dado respuesta afirmativa a la tercera teoría, la participación genética de seres venidos de otros mundos; planetas mas antiguos que el nuestro y tal vez algún día también se comprenda que ese mestizaje nos legó también las bases de todos los conocimientos y no digo que “los conocimientos”, sino las bases mentales para poder alcanzarlos.
Veamos ahora otro tiempo, ya más cercano, más o menos cuatro mil años antes de Cristo. Esto que vemos es un pueblo que empieza una era de sedentarismo. Geográficamente estamos en el valle que forman los ríos que en tu tiempo, Mente, se conocen como el Tigris y el Éufrates. Es un grupo agrícola con una incipiente vida social; aún se pasan las historias por vía oral, pues no tienen un alfabeto escrito; hablan una lengua de origen semita que tuvo su origen en el sánscrito y que al paso de los siglos llevará al arameo. Son los precursores de los israelitas, aunque para que se les reconozca con este nombre, pasarán siglos. Ya hay indicios de un monoteísmo, siembran un cereal que tiene parecido con el trigo actual. Esta es la época en que se narra el Génesis bíblico; como dije antes, aún no hay registros escritos y lo que fue un hecho histórico, se va convirtiendo en leyenda al paso de las generaciones.
Cuando finalmente se escribe la historia bíblica, se habla de que hubo un tiempo en que los hijos de los dioses bajaron a la tierra. Aquí están narrando los hechos que vimos anteriormente; continúa el libro diciendo: “Los hijos de los dioses se fijaron en las hijas de los hombres y de esa unión nacieron los héroes” (Gen. 6-4).
Como ven, queridos compañeros, eso que creíamos leyenda, es tan histórico como la Revolución Francesa, con la diferencia que la falta de testimonio escrito en su momento, ocasionó que la transmisión oral fuese deformando algunas cosas, pero la esencia ha permanecido.
Vayamos ahora a una época mas cercana a tu tiempo, dijo dirigiéndose a mi, Cuerpo, tal vez mil quinientos a dos mil años antes de Cristo; estamos ahora en la costa norte del mar Mediterráneo.
En los territorios de la actual Grecia, se va desarrollando una cultura que florecerá como cretense o minoica, ellos también tienen en sus leyendas la aparición de Gigantes y Titanes y tienen infinidad de leyendas en las cuales narran que los dioses se fijan en los humanos y de tales uniones nacieron los héroes.
Estos mismos conceptos de unión de dioses y hombres, los encontramos en infinidad de leyendas americanas, de las diversas culturas que florecieron en estas tierras, sin aparente conexión con aquellas.
Como puedes ver, las diferentes teorías poseen parte de la verdad, pero en los tiempos actuales, en que todo lo quieren comprobar por la física, es imposible que entiendan esto.
¿Cómo explicar que los avistamientos de naves extraterrestres a través de la historia, tienen como finalidad ver el desarrollo que va alcanzando la humanidad? No basta el desarrollo tecnológico, pues en tanto el hombre se siga matando por conquistar un territorio, a fin de hacerse con las riquezas de ese lugar, no estarán preparados para conocer la verdad.
Pero ya es tarde y tú, Cuerpo, debes descansar. Ya tienes suficiente información para que pienses y estudies, pero particularmente, para que la vayas transmitiendo a tus hermanos; en una labor lenta, pero la Creación no tiene prisa, todo se va dando de acuerdo a un Plan que para nosotros es desconocido, pero que existe. Ahora descansa, sueña y vive intensamente este breve período de la historia, de “tu historia”.
Al día siguiente desperté descansado, muy lúcido y deseoso de pasar un día de descanso agradable, junto con mis entrañables amigos. El sol era radiante y después de almorzar, juntos nos fuimos a la playa, a disfrutar del estar vivos.
Octubre/Noviembre, 2008 - Ciudad Juárez, Chihuahua
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