Cosa juzgada

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Por Zaidena


Señor Juez, acá estoy, he venido a contarle que fui yo el que lo mató.

No… no… Escúcheme por favor, luego haga lo que quiera, pero como usted verá ésta ya no es una vida, esto que ve acá no es ni siquiera la sombra de lo que fui, y menos aún de lo que seré, porque sin ella Sr. Juez, mi vida ya no tiene sentido.

Dedíqueme un ratito de su tiempo por favor. Sí, yo sé que está ocupado, que tiene muchos casos que resolver, pero éste ya está resuelto, ya es cosa juzgada.

Así que apiádese de mí y sólo escuche lo que le cuento… luego de esto le prometo no hablar más.

Un día apareció en mi vida. Era joven, fresca, alegre… fue verla y enamorarme…. ¡Y usted sabe que creo que a ella también le gusté!... ¡No podía creerlo!... Que se fijara en mí… en este triste soñador de ilusiones, hacedor de fantasías y divagues, ya de vuelta de mil y un atajos; con el cabello cano, el andar cansino por cada golpe que la vida le fue dando.

No lo quise creer, no aguanté que mi corazón latiera como hacía años no lo sentía, me asustó el cosquilleo de la sangre por mis venas, me asombró los vericuetos que tomaba mi mente en viaje rápido donde ELLA era la brújula que me guiaba, entonces me fui, huí, ya no soportaría ilusiones estériles ni delirios absurdos.

Pasaron varios días, y cuando la vi nuevamente, se acercó y me dijo con toda su candidez y dulzura… ¡Hola!... Que suerte que viniste… ¡Tenía muchas ganas de verte!

Y eso fue el detonante, no nos separamos más, cada día era un nuevo día para el amor, para la pasión, para el compañerismo.

Me hizo sentir joven, audaz, apasionado, importante.

Descubrí que tenía nuevos límites, que los que yo creía tener ya no existían, éstos eran poderosos, invencibles, únicos.

Después de un tiempo, y sin motivo alguno… comencé a sentir celos.

Eran tan fuertes y punzantes que me lastimaban, me herían.

Mi mente elaboraba situaciones donde ella era la protagonista de amores volcánicos, colosales, pero no conmigo… y la veía Sr. Juez… le juro que la veía en brazos de otro; y era tan grande mi vivencia que empecé a maltratarla, a desconfiar de sus dichos. Y mi vida se fue convirtiendo en un infierno donde estuve ardiendo casi un año.

Pero también la puse a ella en ese infierno, cada vez que se acercaba a mí, la rechazaba, porque pensaba que venía sólo para limpiar culpas… Ella lloraba, suplicaba, me daba muestras fehacientes de su amor por mí, pero yo, Señor Juez, estaba ciego y sordo ante todo razonamiento normal.

Y de a poco se fue alejando.

Pero yo, tan autómata y enfermo estaba que tampoco de esto me daba cuenta.

Y recién Señor Juez, esta mañana al levantarme, encontré esta carta… ella se fue, me abandonó, se cansó de amarme inútilmente, fueron vanos todos sus intentos de llegar a mí…

Ahora entiendo todo… Sólo ahora, cuando ya no hay tiempo, sólo ahora cuando lo maté.

Porque yo soy el culpable… yo maté al amor, y con él, maté todas las ilusiones, las expectativas, el futuro.

Soy el único culpable Sr. Juez, haga usted de mí, lo que quiera.

Pero, ¿qué está diciendo.... que puedo irme?...

Si, si, lo escucho, usted me dice que cada uno recoge lo que siembra y que somos los únicos responsables de malograr al amor por nuestras propias inseguridades y limitaciones.

Entiendo también ahora que amar es confiar, disfrutar, creer, y que eso es precisamente todo lo que no hice… Pero es por eso que le pregunto… ¿Y mi condena?

Si… nuevamente tiene razón…. ya he sido condenado.

Condenado a este destierro sin futuro… a esta vida sin amor… a esta culpa sin retorno, a esta herida sin cicatriz… sí, Sr. Juez, tiene usted, razón, esto ya es “cosa juzgada”.

6 Comentarios:

fernando reyes baños dijo...

Quiero darle la bienvenida a nuestra más nueva colaboradora, que desde Argentina nos manda éste, su primer escrito publicado en nuestro blog. ¡Gracias Zaidena por tu colaboración y gracias también por las que puedan venir más adelante! Buenvenida y felicidades por tu maravilloso escrito.

zaid dijo...

gracias a ud por darme esta oportunidad, tratare de no defraudarlo
muchisimas gracias
zaidena

Sergio A. Amaya Santamaría dijo...

Zaidena: Te felicito por tu primera aportación a Periplos, tu historia es realmente buena. También nos felicitamos nosotros, los lectores, por tener la oportunidad de leerte. Esperamos mas.
Un abrazo

zaid dijo...

Muchas gracias señores Fernando y Sergio, es un placer para mi estar entre personas como ustedes y como todas las que forman ese equipo enorme de Periplos. Gracias por darme la oportunidad de estar, trataré de hacer las cosas todo lo mejor que pueda y un mucho mas
gracias
zaidena

Anónimo dijo...

Zaidena: interesante historia y como las otras que leí me gusta mucho tu forma de narrarlas.
Espero sigas publicando más. Te felcito.
Atentamente
Dani Baud

zaid dijo...

Gracias Dani, me gusta que les guste lo que relato, lo hago con mucho cariño.
nuevamente gracias
zaidena



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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