El mensajero

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Por Zaidena

La noche era cerrada por una neblina espesa que mojaba los cristales de sus lentes.
El farol de la esquina, oscurecido por los bichos moradores en su interior hacían aún más lúgubre ese lugar donde había sido citado.
No alcanzaba a entender aún por qué estaba ahí, sólo sabía que había ido tratando de descubrir quién sería el que vendría a su encuentro y para qué fue elegido para recibir esa misiva.
Dudaba ahora del lugar y la hora fijada. Sacó el trozo de papel de su bolsillo y alumbrándose con el encendedor leyó: viernes- 23 hs.- esquina oeste- vaya por favor. Nada más decía y era lo que había logrado aguzar su instinto detectivesco y estar ahí, ansioso, expectante y nervioso, esperando sin saber a qué, ni a quién.

Comenzó a vislumbrar que desde lejos venía acercándose una silueta que parecía de una mujer, su corazón comenzó a latirle más aprisa, ya estaba llegando y una extraña y rara sensación se apoderó de él.

Llegó a su lado, era una bellísima mujer que lo miró a los ojos y con un gesto de ayuda y desesperación tomó sus manos y le deslizó entre ellas un trozo de papel, mientras le decía con una voz muy dulce y cadenciosa:

__ ¡Usted podrá!... ¡Usted podrá!

Dicho esto se alejó tan rápido como había llegado.Ante esta inesperada premura de su mensajera, se fue a su casa presuroso, desconcertado y ansioso por leer lo que decía la nota. Había quedado impactado por ese rostro hermoso y más aún por la mirada penetrante pero dulce que le suplicara, además de con las palabras, no sabía aún qué.
Llegó, se sacó el impermeable y rápidamente abrió el papel que aún llevaba en la mano. No podía su mente alcanzar a cerrar la idea de lo que estaba mirando. No entendía nada, el contenido decía: uan_Zri_uan sirou ----- foxtrot_Iuniform_Eco --- Alfa_Sierra_Eco_Sierra_India_No-vem-ver_Alfa_Tango_Óscar.----Lima Iuniform_India_ Sierra.
Quedó perplejo. Evidentemente era un mensaje codificado, pero, ¿qué significaba?, ¿a qué código respondía?, ¿por qué a él? Se tiró sobre el sofá y desde esa posición miró el papel desde todos los ángulos, pero no alcanzaba a descubrir otra cosa más que ese enigmático mensaje.
Después de varias horas de consultar libros de códigos y alfabetos antiguos, el sueño lo venció no sin antes pensar que al día siguiente recurriría a Lázaro, su gran amigo, quien tenía la mayor librería de la zona y una inteligencia que superaba ampliamente los niveles intelectuales más altos conocidos.
El día amaneció frío y lluvioso. Desayunó frugalmente y se dirigió raudo donde su amigo. Una vez ahí le explicó exaltado y con lujos de detalles lo que le ocurriera la noche anterior.
Lázaro, ya inmerso e interesado en demasía en lo que le estaban contando, pues era un tema que lo maravillaba, se calzó los lentes y muy parsimoniosamente tomó la lupa y comenzó a recorrer palmo a palmo el trozo de papel amarillento y casi roído en sus bordes.
Luego de varios minutos, le aseveró lo que él ya sabía; de que sin lugar a dudas estaba escrito en código, diciéndole además, que las tres primeras letras, a su entender, eran un número o una cifra, y que según la consulta con el código antiguo que estaba sobre su escritorio, él deducía que era el siguiente número: Uan= 1; Zri = 3 y Uan Sirou = 10, de manera que, aparentemente, la cifra era 1-3-10.

¿Qué significaban esos números? Es lo que ambos tendrían que resolver.
Como había llegado su horario de trabajo resolvió irse, pensando desde ya averiguar en la Editorial donde se desempeñaba como Periodista investigador desde hacía muchísimos años, para volver al mediodía con algún dato concreto y averiguar qué otra cosa había descubierto su amigo.
Estuvo todo el día indagando en los archivos electrónicos tratando de ver qué encontraba en la posible fecha que le diera su amigo. Estaba ya claudicando por su inútil intento cuando una noticia ocupó toda la pantalla. Se refería a un accidente automovilístico donde perdieran la vida el Pastor Luis Peralta y su esposa María Zeballos, perteneciente a la Iglesia de los Nuevos Días.
Se detuvo a leer la noticia en su totalidad pero nada extraño o fuera de lugar llamó su atención.
Cuando iba camino a la casa de su amigo tenía una extraña sensación. Le parecía que alguien caminaba a su lado. Miraba preocupado notando esa presencia pero estaba solo. Aún así no podía superar esa sensación, e incluso le parecía sentir como si algo que irradiara frío lo iba acompañando. Sacudió la cabeza con fuerza como tratando de sacar de ella esa sensación, lográndolo solo a medias.
Llegó y pronto olvidó sus sensaciones cuando Lázaro, exaltado, casi le gritó que había descifrado el Código. Recurriendo a sus antiguos textos encontró un descifrador y decodificador y en base a él llegó a la conclusión que el mensaje decía: Foxtrot (F) Iuniform (U) Eco (E)= FUE. Alfa (A) Sierra (S) Eco (E) Sierra (S) India (I) No_vem_ber (N) Alfa (A) Tango (T) Óscar (O) = ASESINATO. Lima (L) Iuniform (U) India (I) Sierra (S) = LUIS.
Automáticamente recordó la nota periodística y luego de compartirla con su amigo resolvieron llamar a un amigo en común, el Comisario Inspector Juan Cid, a los fines de ponerlo en su conocimiento este suceso tan extraño como inesperado.
Luego de explicarle detenidamente al Comisario, éste prometió ocuparse personalmente del caso diciéndole que los tendría al tanto ante cualquier novedad, pero pidiéndoles que se mantuvieran al margen para no entorpecer a la investigación. Cosa que así hicieron.
Había pasado ya más de un mes sin tener noticias cuando recibió una llamada del Comisario diciéndole que lo esperaba en su Despacho. Concurrió raudo y en el trayecto, por primera vez en mucho tiempo, no sintió la presencia de ese frío que lo acompañaba siempre. Eso le produjo una sensación de paz y bienestar difícil de definir.
Resultó, según le comentara el Comisario, que gracias a la ayuda de él y de su amigo, habían descubierto que el “accidente automovilístico” fue motivado por un atentado sobre los frenos que en definitiva fue lo que desencadenara en el accidente.
El culpable de todo esto, fue el Pastor de la Iglesia Ciudad, quien mandó matar a Luis cuando éste descubrió fehacientemente una malversación de fondos de un millón de dólares provenientes de las dádivas y donaciones de los fieles, y cuyo destino era la ayuda para hogares de niños abandonados o en peligro moral.
El caso estaba resuelto. El asesino en prisión. El dinero recuperado.
Sobre el escritorio del Comisario, un expediente rezaba, autos caratulados: “Peralta Luis y otra s/ Homicidio culposo”.
Por curiosidad lo abrió y ahí, en la foja diez estaba la foto de aquella mujer hermosa, de mirada penetrante, que le entregara el papel la noche de la cita, junto a la de su esposo, el Pastor Luis, también fallecido.

11-02-2010



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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