Alcanzar los límites

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Por María Ascensión Rivera Serván


Todo daba vueltas. Estaba aturdido. Richard tardaba demasiado en tapar el agujero. El cuerpo se resbalaba. La lluvia caía implacablemente. No quería tocarlo. Le di un puntapié y evité su caída

_ Por Dios, ¡date prisa hombre!

_ ¡Maldito imbécil! Me respondió.

Nadie sospecharía de mí. Por eso yo era el tipo raro al que todos evitaban. Nunca podrían imaginar lo que se les avecinaba. Llevaba trabajando en mi descubrimiento dos malditos años. Nadie quiso escucharme. La dirección me negó la subvención. Era cuestión de días hacer realidad mi sueño: ¡Regreso a la vida!

Por fin cargamos al muerto y lo llevamos al laboratorio. Sentí un escalofrío al tocarlo. Inyecté la solución y esperé, pero me quedé dormido. Un susurro a mis espaldas. Unos pasos. Giré la cabeza. Mi grito se ahogó con la fuerza del golpe. Antes de caer pensé que había jugado a ser Dios.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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