Por el Psic. Fernando Reyes Baños


Para Vero

La investigación científica, según Landero y González (2006), es una herramienta valiosa para la ciencia, pues le permite a ésta trascender las suposiciones del sentido común, motivo por el cual existen notables diferencias, entre afirmar que existe una relación entre dos eventos porque ésta parezca evidente (sin detenerse a realizar observaciones exhaustivas) y explorar sistemáticamente con el propósito de comprender, total o parcialmente, un fenómeno determinado, diferencias que se acentuarán para quienes, noveles en la aplicación de la metodología para realizar trabajos de investigación, pretenden iniciar con un proyecto que les demanda actuar, desde el principio y en cada fase, de manera controlada y crítica (Giroux y Tremblay, 2004).

Cualquiera que sea el enfoque que sea adoptado para su realización (cuantitativo, cualitativo o mixto), todo proyecto de investigación inicia con una idea como punto de partida, pues ésta representa una primera aproximación a la realidad (objetiva o subjetiva) que habrá de investigarse (Hernández, Fernández y Baptista, 2010).

Las fuentes para generar ideas para una investigación son múltiples: experiencias individuales, materiales de diversa índole, contenidos disponibles en distintos medios, etcétera. Sobre tales fuentes debe considerarse empero, que éstas no se relacionan con la calidad de las ideas que propician (la idea que surge por una película en el cine puede ser tan válida como una propiciada por la lectura de un artículo científico), además de que éstas pueden generar ideas por separado o conjuntamente.

Por lo anterior, resulta obvio que las ideas capaces de propiciar un punto de partida para comenzar un proyecto de investigación pueden surgir de numerosas y muy diversas fuentes, entre las que debe incluirse también, las que se relacionan con la solicitud que una persona hace a otra para emprender un estudio dentro de un marco institucional; en cualquier caso, las ideas que se generan para iniciar esta clase de proyectos son generalmente vagas, por lo que resulta imprescindible analizarlas cuidadosamente, para poder transformarlas en planteamientos precisos y estructurados.

En 1981, Labovitz y Hagedorn (citados por Hernández et al., 2010) afirmaron que cuando se desarrolla una idea de investigación es conveniente conocer el campo de conocimiento donde ésta se ubica, para lo cual deben especificarse algunos aspectos que favorezcan familiarizarse con dicho campo de conocimiento, por ejemplo, leer artículos y libros que hablen del tema de interés, buscar sitios en Internet que contengan información útil respecto a éste, entrevistar a investigadores o expertos en ese campo que brinden orientación sobre los aspectos más adecuados a investigar, etcétera.

Conocer los antecedentes del tema seleccionado a través de estudios, investigaciones y trabajos que lo precedan, resulta necesario porque propiciará que la investigación represente un aporte novedoso al evitar temas que han sido muy estudiados con anterioridad, además de que se podrá esbozar con mayor claridad y formalidad lo que se desea investigar.

Cuanto mejor se conozca el tema que se seleccione, más fácilmente resultará afinar la idea de investigación. Conviene tomar en cuenta también que hay temas que han sido más investigados que otros, por lo que su campo de conocimiento se encontrará mejor estructurado y sus planteamientos demandarán un mayor grado de especificidad. ¿Por qué es importante tener presente esto? Porque la abundancia o la escasez de estudios, investigaciones y trabajos que traten sobre el tema que se seleccione dependerá de cuán investigado, estructurado y formalizado esté el campo de conocimiento que le corresponda.

Danhke sugirió en 1986, como una forma de generar ideas productivas de investigación (citado por Hernández et al., 2010), que la idea que el investigador elija para trabajar debe intrigarlo, alentarlo y excitarlo, porque cuanto más se sienta estimulado y motivado por ella, más se involucrará con el estudio que realice. Pero como Cervo y Bervian afirmaron en 1998: no puede haber selección sin criterios de selección, por lo que resultará imprescindible considerar no sólo temas que requieran mejores definiciones o mayor precisión y claridad de la que ya exista sobre ellos, sino también a los que cumplan con criterios como los propuestos por Münch y Ángeles (1998) y que a continuación se describen:

Factibilidad. Deben considerarse los recursos que se tengan disponibles: tiempo para hacer la investigación, acceso a la información, dificultad del estudio, financiamiento, etcétera.

Importancia. El problema a investigar debe ser actual y, siempre que sea posible, aplicable, es decir, que brinde una solución que aporte algo significativo al área de conocimiento correspondiente y a la sociedad.

Precisión. El tema debe ser lo más concreto y específico posible, pues un tema demasiado general, regularmente, conduce a una lamentable pérdida de tiempo, esfuerzo y recursos.

Iniciar con un proyecto vinculado con la investigación científica es un primer gran paso para caminar a través de un proceso caracterizado por la sistematicidad. No es una tarea fácil, pero una vez que se logra seleccionar el tema y delimitarlo, se logran entrever las posibilidades y sus relaciones, cuya cristalización propiciará establecer un planteamiento del problema que servirá de guía, en lo sucesivo, al investigador novel.


Referencias

Cervo, A. L. y Bervian P. A. (1998). Metodología Científica. México: McGraw-Hill.
Giroux, S. y Tremblay, G. (2004). Metodología de las ciencias humanas. México: Fondo de Cultura Económica.
Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación. (5ta. ed.). México: McGraw-Hill.
Landero Hernández, R. y González Ramírez, M. T. (2006). Estadística con SPSS y metodología de la investigación. México: Trillas.
Münch Galindo, L. y Ángeles Mejía, E. A. (1998). Métodos y técnicas de investigación. México: Trillas.

2 Comentarios:

Blanquis Vielma dijo...

Iniciar un proyecto de investigación requiere la firme decisión de leer, buscar información relacionada al tema y ademas requiere del estimulo permanente de querer dejar un huella y hacerlo mejor posible por dar una posible solución al caso o situación en estudio.

fernando reyes baños dijo...

Hola Blanquis Vielma: efectivamente, investigar implica: disciplinarse, apegarse a un plan de trabajo, tener metas y perseverar hasta poder alcanzarlas en tiempo y forma; también saber identificar la idea adecuada, la que nos mueva en una dirección inequívoca de acciones que reflejen nuestra pasión por investigar sobre ese tema, porque éste nos apasiona, porque queremos saber más de él, porque tenemos la firme voluntad de saber; y finalmente, implica tener interés en saber sobre los métodos y técnicas que nos permitirán diseñar la estrategia de trabajo y que nos rescatarán, en todo momento, para saber como cubrir cada una de las etapas que hayamos planeado para alcanzar nuestros objetivos; y por supuesto, como en cualquier otro trabajo, requiere que pongamos nuestro máximo esfuerzo en hacer un buen trabajo, no en todos los casos quizá podamos descubrir "el hilo negro", pero a veces solo se requiere cambiar de óptica, de contexto o de variables, para que nuestro trabajo aporte un granito de arena a ese gran cúmulo de conocimientos que el Hombre ha atesorado a lo largo de la historia. Saludos y gracias por tu comentario.



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