
Hay quienes opinan que un pesimista es un optimista informado, aseveración que no deja de tener un alto grado de veracidad, sin embargo, a pesar de ello, debemos entender que el optimismo es el motor indiscutible de los grandes éxitos, de los mejores logros que los humanos nos proponemos alcanzar.
Sí es cierto que los acontecimientos del año que recién se fue siguen teniendo actualidad en nuestro diario acontecer y en el obvio devenir. No podemos soslayar los informes de los organismos internacionales sobre el gran y relevante lugar alcanzado por la corrupción en nuestro país en donde se tiene la percepción de que el llamado crimen organizado se ha entronizado merced al apoyo de las autoridades de los tres niveles de gobierno, que por miedo o interés han permitido esta penetración delictiva en nuestra sociedad con su consabida impunidad,por lo que dicha actividad deviene en un gran atractivo para miles que no tienen opción ante la carencia de empleo, de estudios, o de la prática de cualquier actividad que les permita su realización personal y, por ende, la colectiva.
Acontecimientos de impacto brutal como la llamada reforma energética en donde se legisló para hacer factible la entrega de nuestro petróleo a los grandes consorcios internacionales y que a tavés de una propaganda masiva y brutal, nuestros “próceres” tratan de convencernos de la gran bondad de la medida pues ello, dicen, hará de México un país mas competitivo, y se tendrán mas y mejores empleos, así como el abaratamiento de los combustibles y otros medios de energía, y todos esperamos que esto sea cierto, pues mucho lo necesitamos, y espero que el tiempo les dé la razón, pero que lamentablemente se necesitaría ser un topo para no darse cuenta de que eso está en un alto grado de dificultad el lograrse y tan esto es así, que cómo se explicaría, entonces, el júbilo, el beneplácito, la inconmensurable alegría que estas reformas legislativas han producido en el extranjero y en especial en los E.U.A., país que desde siempre ha querido seguir explotando nuestros recursos naturales, en especial el petróleo y ahora celebran que ya se les hizo, y por la vía legal y la aprobación del Congreso mexicano. O la gravísima situación que se está ventilando en los tribunales federales en virtud de una suspensión provisional para que el gobierno no siga concediendo permisos a las transnacionales como Monsanto, para sembrar, su comprobado científicamente, dañino maíz transgénico en nuestro país, y así mantener nuestra dependencia alimentaria de ellos. Lo grave es que en contra de esa resolución y en revisión, los abogados del gobierno federal la están combatiendo pero con los argumentos esgrimidos por la Monsanto, es decir, que en vez de actuar a favor de nuestro pueblo y de nuestro maíz criollo, están abonando a la siembra masiva del maíz transgénico nocivo, tomando parte a favor de la transnacional. El colmo.
En fin, son múltiples los obstáculos y las carencias que nos están impidiendo sobresalir como país per se y en el concierto de las naciones, en todos los órdenes y curiosamente en el terreno de la tecnología ( extranjera, por supuesto), las cosas mas fútiles e irrelevantes, adquieren visos de espectacularidad en las llamadas redes sociales y es alarmante ver que jóvenes y adultos, están tan inmersos y absortos en sus teléfonos móviles que en todas partes, y sobre todo en las reuniones sociales como en las familiares, como en las pasadas fiestas decembrinas, fue agobiante observarlos gozar de altos niveles de comunicación, ya que un evento recién sucedido, de inmediato se sube a las redes y todos se enteran al instante, sin embargo es preocupante y triste constatar que no existe la mínima convivencia, entendida ésta como la relación entre los que conviven o sea vivir en compañía de otros, pues el manejo de sus aparatos les impide conversar con sus comensales en la misma reunión y en el mismo espacio que ocupan pero que lamentablemente no comparten.
A pesar de todo, somos y seguiremos siendo optimistas y seguiremos no solo creyendo sino actuando, para lograr ser mejores como individuos y como país y les deseo a todos un Feliz Año Nuevo 2014. O usted, optimista lector, ¿qué opina?
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