De la NO intervención...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Recuerdo que en mi época de estudiante universitario estaba en boga, entre otros asuntos que llamaban nuestra atención, la discusión sobre la Revolución cubana, sobre la postura de varios países en relación con la exigencia estadounidense para expulsar a la isla caribeña de la OEA, toda vez que ésta se había declarado socialista y básicamente la postura de México al respecto.

Ante este tema de interés mundial, recuerdo que en y para nuestro país el asunto tenía una clara solución: (sin confrontarse con el gobierno estadounidense, y a pesar de sus presiones y exigencias al respecto), ser congruentes con nuestra política exterior, basada en experiencias históricas, a partir de las diversas invasiones que tuvimos de parte de potencias extranjeras, incluidas las de los gringos, cuyas consecuencias son de todos conocidas, lo que motivó a adoptar, por ser de validez universal, los principios elementales de toda convivencia pacífica entre los hombres como en la naciones y que de acuerdo con estos principios contenidos en la llamada Doctrina Estrada, no son otra cosa que la AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS Y LA NO INTERVENCIÓN, plasmadas básicamente en nuestra Carta Magna, la máxima ley de nuestro país, la cual en su artículo 89, que determina las funciones del Ejecutivo Federal, en su fracción X nos dice: “ Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente, son las siguientes:

X. Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar, denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales; ” Mas claro ni el agua.

Por ello, nos ha sorprendido notablemente el enterarnos de que el titular del ejecutivo federal mexicano declaró que instruyó a su secretario de Relaciones Exteriores para que en una asamblea en días pasados de la OEA, dejara escuchar la voz de México “con claridad y firmeza, fiel a nuestros principios y con entrañable cariño al pueblo venezolano…”, “…por su preocupación por el deterioro de la normalidad democrática en Venezuela”.

Es del dominio público internacional el desacuerdo que existe entre Venezuela y los EUA, desde el mandato de Chávez. También de la oposición existente en ese país auspiciada y apoyada, se dice, también por los EUA. De esta suerte es de todos sabida la intervención del imperio en contra de los gobiernos y pueblos que no se adecuan o se someten a sus exigencias y afanes imperialistas. La experiencia histórica lo demuestra. En tal virtud el pueblo y el gobierno venezolano tienen sus problemas domésticos que solo ellos y nadie mas pueden y deben resolver, por eso extraña la actitud de México, presionando a un país, vía la OEA, con el cual no tenemos problemas para actuar en determinado sentido ya que este organismo aprobó una resolución votada por veinte miembros de los 34que la componen, para implementar medidas diplomáticas para “devolver el orden democrático” por lo que declaró una “ grave alteración constitucional”, ello en una sesión convocada por 20 países entre ellos el nuestro.

Y dónde queda entonces la política exterior de México que históricamente había subsistido antes de que fuera deteriorada la imagen de nuestro país en el ámbito internacional en la “docena trágica” panista.

Habíamos pensado que se restauraría esa postura que nos proporcionó el respeto internacional y que ahora ese respeto se ve diluido ,y no se nota ni se siente la actitud de “claridad y firmeza”, con resultados positivos para nuestros paisanos en los EUA, y aquí, sobre todo en las evidentes, denigrantes y groseras actitudes del “pelos de elote” en nuestra contra o ¿será tal vez una estrategia de nuestros “próceres” para quedar bien con los gringos para diluir o suavizar ( vamos, ponerle salivita) a los problemas que se avecinan, para que no nos vaya tan mal? O usted, agraviado lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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